¿Debo tener miedo a las convulsiones febriles?

Actualmente de 3 a 5 de cada 100 niños padecen convulsiones febriles al menos una vez en su vida, lo que se traduce en que probablemente algún compañero de la guarde de nuestro pequeño o sino a el mismo puede ocurrirle. Constituyen el trastorno convulsivo más frecuente de la infancia. Se presentan en el 2 al 5% de todos los niños. Aparecen entre los 6 meses y los 6 años, con una mayor incidencia entre los 18 meses y los 2’5 años. Esto nos demuestra la importancia de conocer que es exactamente, cómo podemos reconocerla y lo que es más importante aún, como tenemos que actuar como padres si nos ocurre y estamos solos en casa o cuando es tan urgente como para avisar a los servicios de emergencias. Por eso hoy en esta entrada veremos que son, cómo se manifiestan y cuando, que las produceno como tratarlas o prevenirlas entre otras cosas.

¿Qué es una convulsión febril?

Tiene que ver con cómo el cerebro de algunos niños sanos responden ante la fiebre. En si una convulsión no es mas que una situación en la que, de forma brusca el niño empieza con movimientos musculares repetidos, anormales y que puede ir acompañado o no de pérdida de conciencia. Estos se producen normalmente en niños entre los 6 meses y los 5 años de edad y suele ocurrir en los dos primeros días desde que aparece la fiebre. 

Su frecuencia es de 3 a 5 niños de cada 100. El hecho de haber padecido una hace que la probabilidad de que se vuelva a producir sea mayor (1 de cada 3) y aunque no tiene que ver con la epilepsia si que hay estudios en los que se han comprobado que la predisposición a padecerla es mayor en estos casos.Es más frecuente en niños que en niñas, y en la mitad de los pacientes existen antecedentes familiares .

Su causa es desconocida pero cualquier infección banal (catarro, anginas, gastroenteritis) con fiebre es capaz de desencadenar una convulsión febril.

¿Cómo puedo reconocerla?

El niño pierde de repente la conciencia y la afectación motora del cuerpo puede darse de las siguientes maneras: 
  • Movimientos bruscos y repetidos de las extremidades, brazos y piernas, en forma de sacudidas más o menos rítmicas.
  • Rigidez de todo o parte del cuerpo.
  • Ausencia total de movimientos, con flacidez generalizada


También es frecuente que los labios estén morados acompañados de movimientos de chupeteo de los labios o la zona alrededor de la boca pálida, cerrada con fuerza como si estuviera encajada y la mirada perdida o los ojos en blanco o vueltos hacia atrás .Es posible que además también vomite y que se orine encima. Las convulsiones suelen durar poco tiempo (de 1 a 2' ) y solucionarse por si sola, generalmente en menos de 5 minutos aunque hay algunas que pueden durar hasta mas de 15 minutos. Y al final, el niño termina por dormirse o quedarse algo confuso sin más repecursión.

¿Cuándo se producen?

Se presentan normalmente coincidiendo con la elevación brusca de temperatura superior a  38,5ºC , habitualmente en el primer día de la enfermedad. Los niños con temperaturas altas son más propensos, por lo que posiblemente la rapidez en su elevación es el factor mas importante para que suceda, aún así puede ocurrir antes de subir la fiebre o después del pico máximo de esta. 

¿Qué enfermedades las producen?

Como ya he dicho anteriormente cualquier proceso febril puede originarla, aunque es más frecuente en las infecciones víricas de las vías respiratorias altas y en las infecciones bacterianas de aparato respiratorio, digestivo y genitourinario. También se han observado en el exantema súbito y en algunos casos incluso ha coincidido con la vacunación (sobretodo con la vacuna de la tosferina y del sarampión).

¿Pueden repetirse?

Uno de cada tres niños que padecen convulsiones febriles tienen alguna recurrencia, y al menos el 15 % de ellos, más de una. Hay algunos factores que parecen aumentar el riesgo de los niños a padecer convulsiones febriles recurrentes y estos son:
· La primera convulsión febril a edad temprana, antes de cumplir 15 meses.


· Historia familiar de convulsiones febriles o afebriles.


· Aparición de convulsiones febriles con temperatura no excesivamente elevadas.

· Convulsiones febriles iniciales prolongadas.

  • Lo más importante y difícil es intentar mantener la calma. La mayoría de las crisis ceden por sí solas en pocos minutos.
  • Tumbar al niño boca arriba en el suelo o en un lugar donde no pueda hacerse daño (evitar golpes, caídas, retirar objetos).
  • Colocar la cabeza de lado por si vomita.
  • Retirar todo lo que tenga en la boca (caramelos, mucosidad).
  • Desnudar al niño. Quitar el exceso de abrigo.
Una vez finalizada la convulsión, el niño debe ser llevado a un médico para determinar la causa de la fiebre. Es importante tener en cuenta que muchas veces, tras la crisis, existe un periodo postcrítico, de somnolencia o decaimiento, que puede durar bastantes minutos y que no es crisis propiamente dicha, sino una especie de “recuperación” de la misma.

Si la convulsión se prolonga más de 5 minutos, debe decidirse el traslado a un centro médico donde se le pueda atender. Es mejor avisar a los servicios médicos de urgencia (112) que sufrir un accidente de tráfico por la precipitación y los nervios.



¿Qué no se debe hacer?


  • Tomar medidas para combatir la fiebre:
  • Medidas físicas (suprimir ropa, aplicación de paños o toallas mojadas con agua sobre el cuerpo)
  • Antitérmicos vía rectal (paracetamol), que se absorben más rápidamente. No dar medicación por boca si el niño está inconsciente.
  • Los pediatras pueden indicar que las familias utilicen en su domicilio las cánulas de diazepam rectal. También se dispone en los últimos años de una presentación oral de midazolam en jeringas precargadas. La indicación y utilización de cualquiera de ellas y su dosificación, deben ser explicadas por el pediatra o neuropediatra que trate al niño.

¿Existen tipos de convulsiones?

Hay dos tipos de convulsiones febriles:
1.  Las convulsiones febriles simples son las más frecuentes. No suelen durar más de unos pocos minutos, pero en casos excepcionales pueden durar hasta 15 minutos. En este tipo de convulsiones, un niño puede: tener temblores, agitarse y retorcer todo el cuerpo, poner los ojos en blanco, gemir o quejarse,  perder la conciencia (o desmayarse),  vomitar u orinar durante la convulsión.
2.   Las convulsiones febriles complejas duran más de 10 minutos, ocurren más de una vez en 24 horas, y las sacudidas y retorcimientos afectan solo a una parte del cuerpo o bien a una mitad del cuerpo.

¿Son las convulsiones febriles dañinas?

Los familiares que presencian por primera vez una convulsión febril al igual que en en relato que os contaba  en nuestra cuenta de instagram @mylovelytinii , habitualmente tienen la sensación de muerte inminente del pequeño, aunque por suerte esto no se corresponde con la realidad ya que las convulsiones febriles típicas, y no me cansaré de escribirlo, son inofensivas, no causan daño cerebral alguno y por tanto, no dejan secuelas. 

¿Qué debo hacer si mi hijo esta convulsionando?



  • En la primera crisis es conveniente acudir a un centro sanitario para saber la causa de la fiebre, aunque generalmente el niño no necesitará ser hospitalizado.
  • Es aconsejable consultar de nuevo si se repite la convulsión, si la convulsión dura mucho tiempo (más de 15 minutos) o el niño sólo mueve una parte del cuerpo o si encuentra al niño adormilado, decaído o, por el contrario, muy irritable.
  • También es apropiado acudir al pediatra si la convulsión ocurre después de las primeras 24 horas de fiebre o se queja de dolor de cabeza intenso y vomita.
  • No es necesario realizar maniobras de RCP, ni sacudir, golpear o detener los movimientos del niño. No debes meterle los dedos en la boca, podría morderte sin querer y no te preocupes no se tragará la lengua.

¿Cómo prevenir una convulsión febril?

Muchos de los pacientes que sufren convulsiones febriles no van a necesitar más tratamiento que el de unos cuidados especiales durante los episodios que cursen con fiebre, así como la administración de antitérmicos de forma reglada.
El tratamiento preventivo es un tema controvertido y no hay evidencia clara de que disminuya el riesgo de epilepsia, aunque sí parece prevenir las recurrencias de estas crisis febriles. El pediatra o neuropediatra valorará la necesidad de esta prevención, siempre tomando como norma que el riesgo de recurrencia de las crisis sea mayor que el de los efectos adversos que pueda producir la medicación. Así, el tratamiento profiláctico será individualizado y se reserva para las crisis atípicas o complejas de repetición que hemos visto más arriba, recurrencia elevada de los episodios, existencia de antecedentes familiares de epilepsia o en los casos de que exista una ansiedad familiar muy importante.

Puede que sea mucha información y que al final lo que haga sea mas liaros que otra cosa pero aunque sea difícil lo primero que debéis hacer es mantener la calma y si dudáis no hacer nada, no tocar y llamar a los servicios de emergencia, la convulsión pasará. Espero os haya servido de ayuda esta información y me encantaría conocer si os ha pasado en alguna ocasión y como habéis actuado.

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